Me llegan noticias de nuevas agresiones. Desafortunadamente, este artículo que hoy cuelgo y que escribi hace un par de años para el periódico Viva de Jerez sigue de plena actualidad...
Ahí va el texto
Con más prisas que pausa, desde hace demasiado tiempo, todas las administraciones públicas de nuestra nación siguen deconstruyendo los institutos en estudios. En los últimos años de conflicto escolar han causado baja muchos alumnos y profesores, que han sido tachados/despachados en las listas de las consejerías de toda España como casos aislados. Serán aislados simplemente porque las consejeras y los delegados de turno los aíslan de las otras decenas que ocultan en sus cajoneras estadísticas. También cada una de las víctimas del terrorismo o de la violencia doméstica, separada de las demás, sería un caso aislado. El aislamiento no es entonces más que una estrategia voluntaria para facilitar el olvido. Una sociedad que quiere solucionar un problema social no aísla a sus víctimas, las reúne y apoya. No las minimiza, las reivindica.
Lo cierto es que las mismas paredes blancas que oyeron a Antonio Machado en Soria o Baeza o a Dámaso Alonso o al mismo Quevedo en Madrid, contemplan hoy, silenciosas, mudas de espanto, la degradación progresiva del sistema educativo público. Quizá es que se conforman con no verse un día manchadas de rojo. Porque esos blancos muros de la patria mía donde hoy se desmorona la cultura, han pasado a cobijar en demasiadas ocasiones (una sola es suficiente) el peor cine de acción. Tiroteos de insultos, explosiones de agresividad, escenas de empujones, secuencias bien aprendidas de acoso a los débiles y a los que intentan estudiar se ensayan en bastantes centros de España. Allí se repiten hasta que salgan bien las tomas más fuertes, esas que no se recomiendan a los menores: reyertas a navajazos, peleas de artes marciales o hasta linchamientos de profesores. Nuestra profesión ya es la que más bajas por ansiedad causa... Se abre el casting en los Estudios Ponferrada, Canarias, Elche, Lepe… Cualquier sitio es bueno para comenzar la filmación.
¿Se acuerdan de aquella película de Sidney Pottier? Rebelión en las aulas. Un profesor enfrentado a un montón de inadaptados sociales. ¿Quién nos iba a decir que los pedagogos progresistas iban a traernos a España ese mismo sistema educativo? Gracias a ellos, los profesores están dejando de serlo. Ahora se trata de convertirse en tolerantes educadores de calle: tipos duros pero sensibles, capaces de dirigir con mano izquierda a sus actores en los arriesgados rodajes en versión española de West Side Story, Rebeldes o La ley de la calle. Poco papel, pocas letras y mucha acción, que eso motiva más. Los pedagogos progres han copiado el sistema educativo de Estados Unidos. En la pública vale todo; y los ricos, a la privada. Pero de allí nos llegó en la última década Bowling for Columbine y la genial Elephant. Jóvenes matando a tiros a sus compañeros de pupitre. ¿Es ese también nuestro futuro?
Y ya que no se estudia en las clases, reconvirtamos los edificios en los grandes estudios de una nueva fábrica de pesadillas sociales. De allí saldrán buenos actores y mejores cintas. Podemos elegir género. ¿Western? Solo ante el peligro. Un profesor frente a todos los forasteros que se han hecho los dueños del saloon. ¿Bélico? Salvar al soldado Ryan. Un alumno acosado por otros jóvenes debe ser salvado por un ejército de los pedagogos más progresistas. ¿Qué les parece?
Lo que parece es que en la última encuesta de las distintas administraciones con competencias en el asunto (y el asunto es la educación de los españoles para hacerlos libres e iguales ante la ley) los profesores prefieren las películas ambientadas en la Edad Media. Así, al menos, podrán entrar en clase con armadura.
viernes, 4 de junio de 2010
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1 comentario:
¡¡Vaaaaayaa!!! después de tanto tiempo, después de haber sido alumna tuya, resulta que me encuentro con esto, la pura realidad salida de tu puño y letra, ¡¡de qué otro puño iba a ser si no!! Quizás fuera por todo esto que escribes aquí por lo que deseché la enseñanza en secundaria y me incliné más a ser maestra de primaria, y no por floja como tu mismo me decias, Eduardo. jeje!
En fin, supongo que una escuela de padres seria el primer paso para solucionar todo este caos. Me alegra saber de ti, aunque solo sea para oir cosas como estas.
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