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miércoles, 5 de mayo de 2010

Resultados de la segunda evaluación: ¿estudian nuestros alumnos?

La semana pasada mantuvimos reuniones de claustro en toda Andalucía para analizar los resultados de la segunda evaluación. Como sabéis, en las semanas previas, los departamentos y los ETCP’s habían realizado sus propias valoraciones. En nuestro centro, se nos había dicho que los datos del IES El Convento de Bornos (Cádiz) en relación con la asignatura de Lengua eran marcadamente diferentes de los de otros centros de la zona, por lo que mandé un mensaje a algunos amigos, profesores de Lengua en otros institutos, para que me contestasen ofreciéndome los datos de sus respectivos centros de estudio.



A partir de las respuestas recibidas realicé un estudio elemental. La tasa media de aprobados referida a Lengua castellana y literatura era la siguiente: 1º ESO (66,5%), 2º ESO (48,6%), 3º ESO (44,2%) y 4º ESO (52,5%). Estos resultados ponían de manifiesto que las notas de nuestro instituto seguían la misma tendencia que el resto de los centros encuestados; es decir, el mayor pico de aprobados se produce en 1º de ESO y hay luego un descenso continuado que tiene su mayor depresión en 3º de ESO para remontar algo en 4º de ESO. Ese dibujo en forma de “cuenca” parece repetirse en todos los centros. Así pues, y como conclusión inicial, lo primero que hay que destacar es que nuestro centro no es un ente extraño, sino que responde a la normalidad.


Los datos, efectivamente, son los que son y, a quienes desconozcan la problemática educativa, les podría parecer que esta elevada tasa de suspensos se debe a la rigidez o a la dureza evaluativa del profesorado. De hecho, esa parece ser la política de la Administración, que de forma recurrente, introduce nuevos procedimientos burocráticos para animar a los profesores a elevar sus tasas de aprobados como el Plan de mejora. En nuestro instituto, por ejemplo, a partir de la primera evaluación, la Jefatura de Estudios nos comunicó que los profesores que suspendieran a más del 65% de alumnos en una clase deberían presentar un informe extraordinario que explique los motivos de la elevada tasa de suspensos. Esa medida no se toma, por el contrario, ni en los centros llamados de “calidad” ni en el nuestro (que no lo es) cuando las tasas de aprobados rondan el 100% de aprobados, lo que, convendremos todos, debería resultar mucho más sospechoso en una situación educativa como la actual.


Los informes realizados por los profesores de estos grupos tras la primera evaluación demostraron que la razón básica de los suspensos era que los alumnos no estudian. Esa es la realidad que pretenden negar de forma sistemática las políticas educativas de la Consejería, cuando, de forma explícita o implícita, se hace recaer el peso de la responsabilidad de los suspensos en los profesores y no en la propia voluntad del alumnado. En el pasado ETCP de mi centro, yo pregunté a los profesores cuántos de nosotros les decíamos a los alumnos las preguntas exactas que les iban a caer en el examen en la clase anterior al mismo. Y la respuesta fue demoledora: entre cinco y diez personas que daban clase en 3º de ESO levantaron la mano. ¿Cuántos profesores hemos rebajado los niveles de conocimiento que exigimos a nuestros alumnos para aprobar en los últimos diez, o cinco, o dos años? ¿Cuántos creemos que lo que exigimos en la actualidad se acerca peligrosamente a la nada? Y finalmente ¿cuántos profesores estamos convencidos de que los alumnos que no aprueban, salvo casos excepcionales, suspenden porque quieren, porque no hacen el mínimo esfuerzo para aprobar?


Es más, en esos informes tras la primera evaluación, los propios alumnos manifestaron explícitamente en encuestas que suspendían porque no estudiaban. El estudiante que declaraba haber estudiado confesaba que había estado ante los libros entre media hora y una hora por examen. Esa es la realidad educativa que la Consejería no quiere ver.


Otro de los elementos destacables en los datos que me enviaron de otros centros de estudios son las diferencias de porcentaje entre distintos grupos de un mismo nivel y que en ocasiones extremas llega a más del 40%. Hay que decir también que cuando esto se produce es porque algún profesor del departamento llega a más del 85% de aprobados. Es evidente que en las calificaciones influyen elementos de la personalidad del propio docente que rompen el criterio de igualdad entre los alumnos. Hay docentes que aprueban más y otros que aprueban menos por distintas razones que podemos analizar también en otra ocasión. Pero la conclusión evidente en mi opinión: creo que es necesaria en todos los centros la elaboración por todos los departamentos de una prueba objetiva (y cuando digo objetiva quiero decir con criterios de evaluación objetivos y no de valoración subjetiva) para evaluar de forma eficaz los alumnos de cada nivel. Es decir, una prueba para cada uno de los niveles que se realizaría a final de curso y que sería corregida de forma aleatoria, repartida entre los miembros del departamento sin conocer el nombre del alumno que vendría a firmar el examen con un número tal y como se hace en las pruebas de diagnóstico. No digo que esa nota fuera la calificación final del curso ni mucho menos, pero sí que esa nota se registrase en el centro para una estadística posterior y tuviese un peso importante en la nota final del curso. Eso obligaría a una unificación de contenidos y criterios que nos vendría bien. A partir de esa coordinación concreta se podría avanzar en muchos otros aspectos. De todas formas, y para elemento de reflexión de los que quieren elevar las estadísticas a precio de nuestra propia dignidad, debe quedar claro que una evaluación así aumentaría los suspensos de forma espectacular, cuestión en la que en otra ocasión incidiremos de forma más profunda.


Sirva sin embargo este apunte para mostrar que no pretendo en este mensaje esconder las responsabilidades que nos corresponden como profesores. Nadie niega que exista una parte del profesorado poco preparada, obtusa en sus explicaciones y errada en sus procedimientos. La funcionarización de nuestra profesión, de la que también hablaremos en este blog, es una de las culpables de que esto se pueda producir. Sin embargo, hay que añadir a renglón seguido, que por norma general, estos profesores ineptos suelen aprobar a sus alumnos con facilidad precisamente para evitarse problemas, pues ellos mismos son muy conscientes de sus limitaciones y la forma de ocultarlas. Además, deberíamos hacer constar que con una generación de profesores peores que nosotros y educados en una dictadura militar, muchos de nosotros aprendimos muchísimo más que nuestros alumnos actuales con unos profesores mejores y en una sociedad democrática avanzada. Porque sinceramente, no creo que los profesores actuales, nosotros, seamos peores y trabajemos menos que los que nos dieron clase a nosotros. No creo que vayan por ahí los tiros de los resultados educativos realmente.


Esto no puede impedir que veamos donde está el elemento decisivo del problema. El profesor que suspende al 60% no suspende a los alumnos que estudian, y mucho menos en un sistema tan garantista como el actual con reclamaciones, reuniones de los tutores con los padres, etc. En mi opinión, lo fundamental al analizar los datos educativos a partir de 3º de ESO en nuestro centro (y en todos los demás donde esos datos se repiten casi calcados), es buscar las causas por las que el alumno deja de estudiar, pues esa y no la labor del profesorado es la causa de los malos resultados escolares. A eso es a lo que debería dedicar esfuerzos la Administración, sobre todo en la concienciación familiar, que bajo mi punto de vista es la verdadera clave del asunto. Quizá la participación en este blog demuestre que estoy equivocado, pero no conozco ningún centro de Andalucía que haya desarrollado un plan fructífero en ese sentido; esto es, que haya conseguido que un porcentaje significativo de los padres modifiquen el entorno familiar para que el estudio se convierta una prioridad real en la convivencia diaria con sus hijos. Con esto quiero decir que los tutores ya hacen un esfuerzo ímprobo persiguiendo padres cuyos hijos no estudian y sin obtener fruto alguno.


Incluso, es más que probable que tuviésemos que levantar bandera blanca, y declarar que por razones sociales y familiares, los resultados de aprobados de nuestros estudiantes no podrán mejorar si esas circunstancias no varían. Es un error creer que nuestros esfuerzos tienen que invertir la situación obligatoriamente. Como decía Quevedo, “nadie cambia de estado sin antes cambiar de vida y costumbres”. O quizá sí, porque no tengamos la menor duda de que las políticas educativas presentes y futuras tenderán a descargar el peso de la culpa sobre el profesorado y éste tenderá a evitar la responsabilidad aumentando artificialmente las cifras de aprobados hasta donde los políticos quieran. Porque lo que es evidente es que esto cada vez se parece más a una carrera sin fin detrás de los alumnos hasta no se sabe dónde. Y eso, dejamos este tema para otro día, tendrá un evidentísimo coste social para todos los españoles del futuro.

6 comentarios:

Juan Antonio del Pino dijo...

Interesante artículo que llama a la reflexión, a ese tipo de reflexiones que no se suele dar en los Claustros, entre otras razones, porque el discurso oficial nos quiere encaminar por otros derroteros.
andaré atento para no perderme próximos post.
Por cierto, aprovecho para enviaros un cariñoso saludo a todos los compañeros de ese Convento al que también yo acudí durante dos años.
Ya veo que por fin han arreglado el claustro, espero que también los tejados porque este año ha sido bueno de agua.
Saludos
Juan A. del Pino

Eduardo López Prieto. IES Javier de Uriarte (Fuentebravía) dijo...

Hola, Juan. Recibe tú también un cordial saludo de tus compañeros de Bornos. Este año, sí, como tú dices hemos tenido alguna gotera que otra y el año pasado hasta nos cayó un rayo en el campanario, aunque ya sabes que siempre hay alumnos (y profesores, y políticos) peores que rayos, jejeje. Espero que nos sigamos viendo por aquí y que tu producción vitivinícola siga bien. Por cierto, que tus comentarios y tus aportaciones serán siempre bienvenidas.

Juan A. del Pino dijo...

El vino, como los alumnos, va por añadas. En cualquier caso, se deja beber. Si tenéis ocasión de acercaros por Ronda os tendré preparada una muestra para probar y llevar.
Me gustaría hacerte un par de sugerencias de tipo formal en cuanto al blog y otras en cuanto al contenido que piensas tratar.

Sugerencias formales
No suele ser normal la disposición de dos columnas con el texto a la derecha y la columna /panel auxiliar (sidebar) a la izquierda. Más frecuentemente se sitúa esta columna en el otro lado y se utiliza para agregar enlaces recomendados a blogs o páginas webs (podrías ir incluyendo enlaces a sitios de navegación interesantes por cualquier motivo que creas interesante). Las encuestas suelen incluirse en esta columna, aunque no con un tamaño de fuente tan grande.
Una fuente de visitas y de seguimiento que estácobrando gran interés es Facebook. Existe ya un pluggin en blogger para colocar en esa columna auxiliar para que todo el que quiera se agregue y te siga desde esa Red Social. También está NetworkedBlog, que agrega blogs para seguir en Facebook.
Llama la atención que en un blog que se proclama participativo los comentarios estén moderados. A primera vista resulta contradictorio. En mi opinión, la moderación de comentarios quita frescura a las discusiones que puedan originarse a partir de una entrada interesante que escribas. Siempre puedes eliminar las entradas ofensivas de trolls y demás gente indeseable y siempre puedes recurrir a moderar comentarios si no hay más remedio pero empezar con esa línea no la veo lógica.
En cualquier caso, es mi opinión personal y el blog es tuyo y tendrás tus razones y preferencias para hacer lo que consideres más conveniente en cada caso.

Reflexiones sobre el contenido
Sobre las ideas que viertes en el artículo llaman a la reflexión porque, con matices locales, parece ser una situación que se repite en los Centros.
No es comprensible que de esta generación de profesores y esta red de centros escolares sensiblemente mejores y superiores a los que nos tocó a nosotros, no se obtengan mejores resultados académicos y profesionales.
A modo de anécdota personal que me gustaría contrastar con más padres/profesores, me resulta incomprensible que mi hijo de diez años, en cuarto de primaria, tenga un cuaderno de clase más pulcro, ordenado y repleto de anotaciones que un chaval de 2º de la ESO que le doy clase; y me parece increíble que a mi hijo le expliquen las leyes de la refracción de la luz y, más o menos, lo entienda y mis alumnos de 2º les suene a chino el tema y me dejen el examen en blanco. ¿Qué ocurre entre Primaria y Secundaria?
También yo pienso que muchos de los alumnos que no aprueban lo hacen porque no quieren estudiar. Puede ser que las familias, en un porcentaje significativo, hayan dejado de ver en el estudio una vía de futuro profesional o de superación personal para sus hijos. Un título universitario solo capacita para entrar en un mercado laboral temporal, precario y con escasa perspectiva de mejora; un peón no cualificado ganaba, hace poco, lo mismo que un Licenciado recién salido de la carrera.¿Quien quiere estudiar entonces? ¿Por qué la proporción de sexos en Bachillerato, no decir ya en la Universidad, es tan aplastantemente femenina?
...
En fin, espero no haberme extendido demasiado y haber sido demasiado disperso.
Suerte con esta iniciativa que veo realmente interesante.
saludos

Eduardo López Prieto. IES Javier de Uriarte (Fuentebravía) dijo...

Hola, Juan: Planteas muchos temas y muy intersantes. Iré por partes. Sobre las cuestiones formales, creo que tienes razón en cuanto a la moderación de comentarios, porque claro, siempre podré quitar los que considere ofensivos. Así que en eso te voy a hacer caso. Por lo que se refiere a la forma de las columnas a un lado u otro, creo que tienes razón también y lo voy a cambiar. Lo que no acabo de ver claro es lo de Facebook. ¿Me puedes poner un correo por privado para qeu te exponga algunas cuestiones sobre ese tema?

Por lo que se refiere a los aspectos del contenido, creo que el nivel de los centros depende más que de los profesores de la condición social del alumnado. Es decir, si tu hijo va a un centro donde los alumnos parten de un entorno familiar rico en cultura el profesor puede explicar conceptos complejos; si, por el contrario, tú das clase a alumnos de procedencia cultural baja, pues te dejan el examen en blanco. En lo que yo conozco que se refiere a Bornos como profesor y a mi hija que va a un centro público de un poblado de colonización de Jerez, te puedo decir que en ambos casos el nivel es muy bajo. En mi experiencia, el problema en Bornos es que la mayoría de los alumnos no entienden lo que les decimos porque el vocabulario que empleamos es básicamente abstracto y rico mientras que en su casa sólo emplean un vocabulario concreto y pobre (tenedor, cuchillo, coche, moto, almohada, etc.) por lo que cuando empiezas a hablarles o se enfrentan a un libro de texto, es como si les estuvieran hablando en otro idioma. Por ejemplo, hace dos días, leemos un párrafo de un libro de texto en 3º ESO. El párrafo decía "Durante la Edad Media, la literatura del mester de clerecía experimentó un auge..." Pues bien, la mayoría de los alumnos no entendían absolutamnete ninguna de las palabras que contenía esa primera frase. Ellos cuando están en casa, no experimentan, les pasa o les ocurre; ni dicen durante sino en; y la Edad Media les suena a algo relativo al Señor de los Anillos; ni dicen auge sino subió, qeu es un concepto mucho más elemental y pobre. Y no olvidemos que el lenguaje es el medio de comprensión y control de la realidad... En resumen, lo que oyen les suena a chino y creo que es imposible (salvo casos de inteligencia superior) superar la barrera que hay entre el analfabetismo y la universidad en una sola generación.
Finalmente, el problema de este sistema educativo es que condena precisamente a los alumnos a estudiar con los de su propio entorno, lo que quiere decir que si en las 3000 viviendas o en un entorno complicado, sale un alumno bueno, sus posibilidades de llegar lejos, rodeado de alumnos disruptivos, son remotas. Algo que no ocurría antes, como sé muy bien por experiencia personal, porque al menos en Madrid, en los barrios obreros o marginales, los institutos eran oasis en los que los alumnos que llegaban crecían en un entorno rico y fértil por lo que se desarrollaban de forma correcta. Esa para mí es la mayor estafa de este sistema, que bajo un supuesto progresismo, ha condenado a los hijos de los trabajadores y campesinos que no pueden elegir un centro privado, a sufrir una educación de baja calidad, no por el profesorado, sino porque el entorno, la tierra, no es fértil.

Saludos cordiales.

Juan Antonio del Pino dijo...

Intentaré ser breve que ya te estoy quitando demasiado tiempo y tengo ganas de leer el siguiente artículo.
Mi hijo va a un centro público, que no creo que sea esencialmente distinto al que voy yo a dar clase. Estoy seguro que gran parte de su formación ocurre en casa.
Ojeando sus libros de texto y sus actividades y comparándolas con las de Secundaria, y conociendo la realidad, no se comprende por qué la relación no es lineal, por qué la progresión se detiene en algún momento.
Ciertamente gran parte del problema reside en la falta de vocabulario y los tremendos problemas de comprensión lectora que se da en Secundaria y que afecta no sólo al área de Lengua si no que se transmite al resto de las materias. Una anécdota que puede ser reveladora me sucedió en las últimas Pruebas de Diagnóstico cuando me tocó resolver dudas de los alumnos: algunos no sabían qué les estaban preguntando porque no conocían el significado de unas cuantas palabras de uso normal. Como también me encuentro a menudo parando la clase para repasar cómo se multiplica por dos cifras (y vuelvo a preguntarme si será posible que mi hijo también olvide en Secundaria la tabla del siete).
Tiende uno a comparar con la propia experiencia y recuerdo que mis padres apenas tenían estudios y sin embargo había libros en casa y había una preocupación sobre la educación de sus hijos. ¿No existe esa preocupación similar entre las familias de nuestros alumnos? No lo entiendo.
Sobre el sistema de café para todos y viva el igualitarismo pienso lo mismo que tú, un engaño dañino.

Lo de Facebook te lo comentaba por comodidad para el usuario/lector. Si estás navegando dentro de esa red te es más cómodo tener el enlace al blog allí mismo que salirte fuera a buscarlo.

No encuentro tu correo. Si quieres precisar algo el mío está a tu disposición
cticsetenil arroba gmail punto com

saludos

Eduardo López Prieto. IES Javier de Uriarte (Fuentebravía) dijo...

Gracias por tus comentarios y aportaciones. Te pongo un privado mañana sobre el facebook.