Continuamos hoy con el análisis del anteproyecto de la LOMCE
y que podemos consultar en este enlace. En la entrega de la próxima semana
concluiremos nuestro análisis del anteproyecto. (http://www.educacion.gob.es/horizontales/dms/ministerio/horizontales/ministerio/campanas/lomce/20120925-anteproyecto-LOMCE.pdf)
Troncalidad y
optatiividad
El nuevo proyecto es continuista con el anterior en el
sentido de que reserva un importante papel a la optatividad desde el principio
de la etapa. La diferencia más grande estriba en que a partir de ahora en 4º de
ESO habrá de elegirse entre dos itinerarios:
a)
Itinerario de enseñanzas académicas, orientado
al Bachillerato.
b)
Itinerario de enseñanzas aplicadas, orientado a
los Ciclos.
Por razones ya explicadas en la entrega anterior, creemos
que esto es acertado y que en la práctica supone trasladar a la norma jurídica
lo que de hecho ya se hacía en los centros.
La opción denominada académica
a su vez se divide en dos posibilidades.
a)
Una de humanidades que tiene como optativas a
Latín y Geografía e Historia
b)
Una de ciencias que incluye Biología y Física y
Química.
En este caso, sin embargo, creemos que no se debería
implantar la optatividad sino establecer un currículo único y troncal para
todos los alumnos de 4º. Consideramos que esto es mejor porque garantiza una
formación común para todos los alumnos que realizarán Bachillerato. En este sentido,
se trataría de postular un sistema parecido al antiguo BUP donde se busca una
formación integral de todos los alumnos. En este sentido, creo que es necesario
que todos los españoles con un cierto nivel cultural tengan unos conocimientos
mínimos de Latín o Química. Esta formación solo es posible apostando por una
mayor troncalidad.
En este mismo sentido, creo que debería apostarse por
reducir el número de asignaturas ampliando su horario de forma que los
elementos básicos de la formación de una persona sean atendidos
suficientemente.
Ese mismo criterio es el que postulamos para el
Bachillerato, donde en nuestra opinión, a pesar de la positiva simplificación
que este anteproyecto plantea, se sigue dando una excesiva optatividad, cuando
de lo que se trata en estas etapas es garantizar una formación básica y común
de calidad.
Adelantamiento de
los programas de mejora del aprendizaje.
El artículo 27 habla de los antiguos programas de
diversificación a los que ahora denomina programas de mejora del aprendizaje.
Aquí se plantea que estos programas se iniciarán en 2º de ESO y durarán 2º y 3º
de ESO pues se supone que el alumno que llegue a 4º realizará o bien el
itinerario académico (no aconsejable para estos alumnos), el itinerario
aplicado o los programas de iniciación profesional.
Esto nos parece bien pues ya se veía en muchos centros la
necesidad de incluir desde el principio a alumnos de este tipo. No parece que
esta medida vaya a suscitar ninguna controversia.
Evaluación y
repetición
El artículo 28 se centra
en la evaluación y en las repeticiones de curso. Aquí no hay novedades. Se
podrá pasar de un curso a otro con dos asignaturas suspensas y excepcionalmente
con tres. Dada la costumbre instaurada desde la época LOGSE de que un alumno
pase con tres, esto se seguirá llevando a la práctica pues el equipo educativo
al votar permitirá el paso del alumno al curso posterior.
Este mismo artículo indica que al terminar 2º de ESO los
alumnos realizarán una prueba externa pero sin efectos académicos con lo que su
influencia en el sistema será bastante limitada pues lo que no tiene
consecuencias suele resultar menos eficaz como enseña la vida misma.
Reválida de 4º
El artículo 29 se centra en este aspecto. A partir de la
implantación de la ley, que será el año que viene en 1º y 3º de ESO y en el
curso 2013/2014 en 2º y 4º de ESO, se realizará un examen de reválida a todos
los alumnos de 4º. Es decir, estos exámenes se realizarán por primera vez a los
alumnos que actualmente cursan 2º cuando acaben 4º en junio de 2014.
Sólo podrá presentarse al examen aquel alumno que haya
suspendido como mucho dos asignaturas. Se tratará de dos pruebas distintas: una
de enseñanzas aplicadas y otra académica. La prueba se realizará en el mismo
centro pero se evaluará externamente. Si un alumno la suspende, podrá
presentarse en años siguientes.
Habrá por tanto, tras el examen, tres tipos de salidas:
a)
Titulo de enseñanzas aplicadas, que permitirá
realizar ciclos de FP.
b)
Título de enseñanzas académicas, que permite el
paso a Bachillerato.
c)
Certificado de escolaridad para quien no
apruebe.
Estos artículos sí suponen un cambio radical en la situación
actual del sistema pues aprobar este examen será imprescindible para obtener el
título. Es decir, ya no serán los centros quienes concedan los títulos, sino el
Estado. Por las razones explicadas en la entrega anterior, esto nos parece
totalmente acertado. Ahora lo que falta es ver cuáles son los contenidos y
niveles de exigencia de esas pruebas. Sera ese nivel el que acabará determinando
la idoneidad de la medida. Si la prueba sigue siendo débil, como la actual selectividad, habremos realizado un viaje muy largo para al final estar en el
mismo punto de partida. Si la prueba está bien diseñada y es exigente, por el
contrario, puede ser un factor muy positivo que homogeneice todo el sistema en
toda España y sirva como garantía de calidad del sistema. También hay que tener en cuenta que es posible que algunos profesores ayuden a sus alumnos para que aprueben, por lo que será imprescindible que los controladores de la prueba sean también externos.
Simplificación del
bachillerato
El artículo 34 plantea la existencia de tres bachilleratos.
En realidad este planteamiento es continuista porque de las tres modalidades:
Artes, Humanidades y Ciencias, las dos últimas se subdividen en otras dos con
lo que, con ligeros cambios, la situación es igual a la actual. Tampoco hay
cambios importantes en la prueba final de bachillerato, muy similar a la actual
selectividad. En este sentido, creemos que lo mejor sería reducir radicalmente
la optatividad. El Bachillerato en nuestra opinión debe ser una etapa de
formación básica y no de especialización. Asimismo, creemos que incluso es más
importante el reparto de la carga horaria. Hasta ahora las optativas han tenido
más horas que las asignaturas básicas. No tiene ningún sentido que asignaturas
como Medios de Comunicación tuviera 4 horas semanales y Lengua y Literatura
solo tres. En este sentido y por las razones planteadas antes, creemos que se
debería ir a un bachillerato con menos asignaturas, mayor troncalidad y mayor
carga horaria para las asignaturas instrumentales.
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