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martes, 26 de febrero de 2013

¿Es justo que haya que saber catalán o euskera para presentarse a las oposiciones?


Pues creemos que no. Directamente. Y eso a pesar de que como sabemos, en varias comunidades de este secular y sufrido reino que es España, es requisito previo para presentarse a una plaza demostrar el dominio de la lengua que un sector de la población habla allí. Esto en nuestra opinión es incorrecto. Esta cuestión que hoy planteamos tiene en nuestra opinión poco que argumentar. Obviamente, lo que hay detrás de nuestro planteamiento es una cuestión política. Todos estaremos de acuerdo en que los ciudadanos de cualquier nación deben ser iguales ante la ley. Y las propias bases de las leyes establecen que las oposiciones del Estado deber regirse por el criterio de igualdad. Es evidente que esta no es la situación en España, pues como sabemos, hay comunidades en las que el castellano parlante (que no lo olvidemos, es la lengua común de la nación y un privilegio para todos quienes la dominan tal y como es hoy el mundo) está en desventaja con los catalanoparlantes. En las provincias vascas, en las convocatorias de oposiciones, tiene cinco veces más valor el dominio del euskera que el expediente académico del futuro médico. ¿Acaso creen que la lengua vasca tiene palabras mágicas que curan por si mismas a los pacientes? En Cataluña, es imposible presentarse a las oposiciones sin saber catalán. Sin embargo, un catalán sí puede presentarse a las oposiciones en Andalucía.
Hay varias razones que arguyen los defensores de las lenguas minoritarias y son dignas de atención. Algunos dicen que los habitantes que hablan catalán tienen el derecho a recibir la educación en su lengua materna. Es una lástima que esos mismos nieguen ese derecho a los hablantes de español en una zona más de España como es Cataluña. Hay que aclarar que se podría obligar a los profesores que aprobasen a realizar un curso de catalán o euskera posterior a obtener la plaza.


Además, en nuestra opinión, el hecho de que los profesores y habitantes de unas zonas de España vayan a otras es bueno, pues supone un flujo cultural positivo y la garantía del crecimiento nacional pues las experiencias positivas y vitales de unos ciudadanos nacidos en un sitio influyen en otras comunidades como si fueran vasos comunicantes. En fin, también hay mil razones que apoyan que los profesores también viajemos por todo el territorio nacional.


Finalmente hay una razón fundamental. Y es el derecho. Los derechos que nos asisten como ciudadanos. Y cuando colisionan dos derechos, debe predominar el más general y básico. Y este es obviamente, la igualdad de los españoles ante la ley. Y eso incluye también a los opositores que deben ser iguales en cualquier territorio ante la prueba a la que se presentan.




8 comentarios:

Álvaro Fernández dijo...

Aquí disentiremos. Los profesores que vayan a ejercer en Cataluña deben acreditar conocimiento suficiente del catalán. También, en igual medida, tendrían que acreditar conocimiento suficiente del castellano. Con la misma valoración en las oposiciones.

Lo que planteas supone poner los derechos de los opositores a profesor por encima de los derechos de los estudiantes a los que darán clase.

En Cataluña tenemos dos idiomas, tan injusta es la política de la Generalitat, empeñada en obviar una de ellas, como el intento de obviar la otra. Apoyarse en lo primero para defender lo segundo no me parece que sea una muy buena argumentación.

De hecho, tal y como están las cosas, reclamar un poquito de igualdad entre las dos lenguas, sólo un poquito, ya es un acto revolucionario y suficiente en la línea que planteas, no haría falta ir más allá. Dile a Wert que ponga una hora más de castellano en primaria, que pase de las actuales 4 a 5 horas semanales, verás la que se arma.

Sobre los opositores catalanes en Andalucía, ¿habéis visto alguna vez alguno?, me parece algo simplemente teórico. Además, con el nivel de castellano que tienen la mayoría, les sería imposible aprobar.

Sobre la igualdad, en Suiza la pensión de jubilación varía de unos cantones a otros, en EE.UU. hay pena de muerte en unos estados y en otros no. Sinceramente, que un opositor de Burgos no se pueda presentar aquí no me parece especialmente injusto.

Álvaro Fernández dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Luis dijo...

Respondiendo al comentario anterior, comenzaré por el final:

- Comparar Burgos con Texas está genial para el que suscribiera esa argumentación, claro. Un poquito de historia.

- Opositores catalanes: Son reales, por supuesto, y algunos escriben en foros. Por cierto, asumes que todos son catalano parlantes. La gran Catalunya.

- La por mí denostada Constitución dice que el Español es la lengua oficial del estado. Todos tienen la obligación de conocerla y el derecho a utilizarla. Como ciudadano de ese estado se me impide acceder a un trabajo en el mismo estado que me obliga a conocerla. Ven Rousseau, la sociedad me está asilvestrando (es ironía).

Álvaro Fernández dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Álvaro Fernández dijo...

Desde mi desconocimiento absoluto del tema, tengo que decir que jamás habría imaginado que hubiera un flujo de opositores catalanes hacia Andalucía, en número suficiente como para ser considerados algo más que una anécdota. Es sorprendente.

No sé que es la gran Catalunya.

No sé de dónde has podido sacar la información que te lleva a la conclusión de que la mayoría de los opositores serán catalanohablantes. Es conocido que el castellano es la primera lengua de Cataluña, según datos de la propia Generalitat. Imagino que los opositores responderán más o menos a esta realidad, aunque con un sesgo hacia el catalán (la proporción de catalanohablantes aumenta a medida que lo hace el nivel sociocultural).

Lo que sabe cualquier observador mínimamente atento que viva en Cataluña es que entre los jóvenes catalanes el nivel de dominio del catalán es muy superior al del castellano. Y que muchos tienen dificultades para hablar un castellano estándar correcto, no digamos escribirlo. Eso me hace imaginar que no serán unos competidores especialmente duros en las oposiciones del resto de España (por poco que los tribunales sean mínimamente exigentes).

Si no estoy equivocado, lo que se defiende aquí es que un determinado territorio cambie sus usos lingüísticos para que los opositores de otras tierras tengan opciones. ¿La sociedad debe amoldarse a los posibles opositores? Eso no lo estáis diciendo en serio.

Creo entender tu provocación, Eduardo, es lo mismo que hay ahora pero al revés. Vale, como venganza o provocación te lo compro.

Eduardo López Prieto. IES Javier de Uriarte (Fuentebravía) dijo...

Hola a todos, amigos: Bien, parece que el debate se aviva y eso es bueno por lo que pueda suponer de clarificar ideas y motivar reflexiones. Por mi parte, creo que la mejor forma de ver este problema es planteándoselo en términos políticos y de cohesión nacional. Por eso decía en mi primer escrito que el problema es político y debe tratarse de esa forma. ¿Cuál debe ser el objetivo de un sistema educativo? En mi humilde opinión, preparar a los ciudadanos para que se inserten en su nación de la forma más productiva posible para ellos mismos y para la sociedad en su conjunto. Y según los datos que Álvaro plantea y que desde luego yo no pongo en duda pues él vive en Cataluña y está en contacto diario con su realidad, los estudiantes actuales abandonan el sistema educativo sin dominar mínimamente el español hasta el punto de que serían incapaces de aprobar una oposición fuera de Cataluña. Ese es el dato objetivo. Bien. Pues lo que hay que plantearse es ¿eso es bueno para esos alumnos?, ¿eso es bueno para la sociedad española? Y la respuesta a ambas preguntas es un no a la enésima potencia, un no mayúsculo. Porque estamos privando al resto de España del talento de muchos catalanes y estamos privando a esos mismos catalanes de la posibilidad de encauzar su vida por derroteros distintos a los que el separatismo les conduce. Convendremos que hablar español es un privilegio en una sociedad como la actual y que millones de personas en el mundo gastan dinero y esfuerzo en hacerlo. Y por culpa de los políticos separatistas, en España, a los hijos de los castellano parlantes se les impide educarse en español. Por tanto, si lo que se quiere es cohesionar la nación (y ese es el objetivo de todos los que en este foro nos hemos manifstado) es importante que el español sea tratado en toda España como lo que es desde el siglo XIV-XV, la lengua de unidad nacional. Me parece que la mejor comparación que podemos hacer no es con EEUU con el que nos separa un abismo histórico (sobre todo en la evolución lingüística) sino con Francia. ¿Que opinaría un republicano francés de que en las oposiciones al estado en Bretaña la lengua fuera el bretón o en Córcega el corso? Esa es la comparación. Álvaro plantea que el derecho de los profesores está por encima del de los alumnos pero eso no es correcto. El derecho de los alumnos no es estudiar en su lengua materna. Llevando ese razonamiento al absurdo, a los inmigrantes marroquíes habría que ponerles un profesor de árabe. Un estado (y los funcionarios del estado son parte del mismo) debe regirse por unas leyes que garanticen la cohesión nacional. Lo demás, en mayor o menor medida, creo que es ceder a la argumentación del separatismo. Creo que justamente esa cesión durante décadas es la que nos ha conducido a la situación actual. Una gran parte de la población de las comunidades bilingües cree que la lengua que ellos no hablan es la propia y verdadera de esa comunidad. Es necesario, creo yo, estudiar la historia linguística nacional y rebatir sus mitos. Em ese sentido, creo que el librod e Lodares El paraíso políglota (Taurus) es una obra imprescindible para situarse realmente en la historia del español, como lengua elegida mayoritariamente (y he dicho elegida, si y no impuesta) por los españoles de toda Esapña para comunicarse. De todas formas, como vemos, es este un debate interesante y polémico y creo que todavía da para algún argumento más. Un saludo y gracias por vuestras aportaciones, amigos.

Álvaro Fernández dijo...

En la falsedad de los mitos siempre estaremos de acuerdo.

Bueno, Francia tuvo fuerza para hacer un estado unitario. La situación que vivimos ahora es simplemente la historia de dos fracasos históricos: el fracaso de Cataluña para construir su propio estado y el fracaso de España para conseguir un estado fuerte, como el francés, por ejemplo. La desgracia de dos debilidades juntas.

Estamos de acuerdo en el problema de las concesiones que se han hecho. López Recalde, ex-consejero vasco del PSOE, herido por disparos de ETA, lo explicaba muy bien: "nos equivocamos", decía refiriéndose a la cesión de las competencias en educación y a que en los gobiernos de coalición el PNV siempre "se pedía" la consejería de educación. Era una época en la que se creía en las buenas intenciones de CiU y PNV.

Un niño catalán que se escolarice en el sistema público con un año, al acabar la primaria habrá recibido unas 850 horas de clase en castellano. Un niño de Burgos, unas 12.000, ésa es la realidad. Eso es lo que hemos ido cediendo.

Pero la solución no es eliminar el catalán, no veo motivos, sino equilibrar un poco la situación. Aquí se habla catalán, no veo nada malo en ello, hay que cuidarlo, como un bien cultural que es.

Yo no hablo del derecho del alumno a estudiar en su lengua materna, sino de la lógica de reconocer la realidad social en la que se inserta el sistema educativo. Aquí hay dos lenguas mayoritarias. No veo inconveniente en reconocerlo.

Hay que asumir las diferencias y convivir con ellas. Que unos estén dedicados a eliminar la diferencia no quiere decir que haya que hacer lo mismo en sentido contrario. Una aberración no justifica otra aberración.

Eduardo López Prieto. IES Javier de Uriarte (Fuentebravía) dijo...

Bien. Yo creo que volvemos a diferir por cuestiones políticas. Estamos de acuerdo en que hay un problema nacional. Creo que desde hace siglos se ha renunciado a su resolución y se ha confiado todo en un pacto con las fuerzas separatistas aceptándoles sus chantajes. Esto no ha servido para nada porque esas fuerzas no tuvieron empacho alguno en traicionar a la República en los años treinta o ahora a la monarquía borbónica. La lengua vehicular del sistema debe ser la lengua común. Nadie dice que no se den algunas horas en catalán, pero la lengua vehicular ha de ser el español. Y si no estamos de acuerdo con algunos catalanes en eso, será necesario plantearse la propia unidad del estado, pero no cual debe ser la política educativa del mismo.