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sábado, 29 de junio de 2013

La influencia de las TIC's en el 15.M. La generación estafada (4)





Por fin ha acabado el curso. Todos hemos tenido muchas presiones estos días. Exámenes, juntas de  evaluación, informes de evaluación, informes de departamento, informes de tutorías, etc. Papeles y más papeles que rellenamos año tras año y que acabarán sin ser leídos en un horno crematorio secreto que me han dicho que hay en las distintas delegaciones de educación.

Esa es la razón de que haya bajado (y mucho) el pistón del blog estos días.

El otro día, un buen amigo y lector del blog, delante de un plato de ventresca de atún rojo en plena playa (son los privilegios de vivir en Cádiz), me dijo que por qué insistía tanto en el análisis de la generación estafada. Entonces le hice partícipe de algunas ideas que tengo sobre la naturaleza de las distintas generaciones que hoy conviven en nuestra nación: la anterior al año 45, la de los años 45-55, la de los años 55-63, la de los años 64-70 y la de los años 71-79. En mi opinión son estos los límites generacionales que existen en España. Y pienso que cada una de estas generaciones tiene unos rasgos marcados y condicionados indiscutiblemente por el sistema educativo que vivió. La única razón por la que me he centrado en esta generación y en este blog es que esta es la primera moldeada por la LOGSE.

De hecho, escribir sobre la influencia de la LOGSE en el cuerpo social me ha hecho plantearme la posibilidad de analizar en mayor profundidad el sustrato ideológico y material que la ha permitido y reflexionar también sobre las relaciones que en la Restauración borbónica desde 1975 se han establecido entre la ideología dominante y la ideología mayoritaria. No se trataría tan solo de analizar en este caso a los nacidos con posterioridad a 1980 sino a todas  las generaciones que conviven en nuestra nación actualmente, desde la generación hegemónica que sigue siendo la de los años 1945-55 hasta la actualidad. Lo que ocurre es que quizá ese material excede ya el ámbito de este blog y quizá será necesario ubicarlo en otra parte (en otro blog o en otra publicación diferente). Si ello ocurre, avisaré a los lectores de este blog, por supuesto.

Y hechas estas aclaraciones, pasaremos, a analizar otro de los rasgos más sobresalientes del movimiento 15-M y es la enorme influencia de las TIC's. Tal y como ocurre en el sistema educativo, donde los aspectos de la informática y las redes sociales se han convertido en una de las aspiraciones del sistema, ejemplificada en el hecho de que esta sea una de las ocho competencias básicas, el movimiento del 15-M ha tenido una estrecha relación con las nuevas tecnologías.

Las convocatorias de acciones y actividades, los foros de discusión o incluso el empleo de Facebook para mostrar la propia participación en las acampadas ha sido una de las señas distintivas del movimiento, quizá el primero con evidente relación con las redes sociales. De hecho, se ha producido una sacralización de este aspecto por los propios integrantes del movimiento. Hay entre ellos un placer y un orgullo en el hecho de que Internet haya desempeñado un papel en todo esto, porque se trata de una generación que ha crecido naturalmente usando las redes sociales. Pero la Red no deja de ser un medio (y no un fin) y el hecho de que se convoque un acto por la Red, se participe en foros de opinión o se cuelguen en Facebook fotos de la asistencia a una acampada, no se va a conseguir nada. Lo que da frutos es el temor de los gobernantes a que si no modifican sus normas ellos sufrirán de alguna forma las consecuencias. No se pueden mitificar en este sentido la influencia de Internet. Y creo que en este sentido ha habido y hay demasiada gente en estos actos preocupada excesivamente (no diremos únicamente) de llevarse su móvil o su camara de fotos para poder colgar en su perfil de Facebook fotos que atestiguasen su pedigree revolucionario. El objetivo no era conseguir nada, sino exhibir su propia persona y su propia indignación.


No podemos subestimar la influencia de los medios en los acontecimientos históricos. Sería absurdo plantearse que la conquista de América se hubiera llevado a la práctica sin armas de fuego. La hegemonía estadounidense se cimentó entre otras cosas en la bomba atómica. Pero tampoco se puede sobreestimar. La palabra escrita fue un medio revolucionario de transmisión de ideas. Sin embargo, en Guerra y paz, León Tolstoi narra cómo el estado mayor daba las órdenes en las batallas napoleónicas a través de cartas que llevaban jinetes a los generales en los distintos puntos del campo de batalla. Pero estas cartas, en el fragor del combate, rara vez llegaban a su destino y a su tiempo, con lo que no acababan sirviendo de nada. Entorpecían más que ayudaban. Internet es también otro medio, que puede ser muy útil, pero que usado de forma equivocada también puede convertirse en un lastre.





La influencia de Internet es visible en diferentes cuestiones. Por un lado, en la forma de debatir. En las asambleas del 15-M el micrófono se pasa de mano en mano y cada uno hace su aportación del mismo modo que se acumulan los comentarios en las noticias de los periódicos. Una opinión tras otra que suscita un me gusta o un no me gusta… Aplausos con las manos extendidas al cielo… Y punto. La ausencia de organización y la mimetizacón de la Red a la vida tangible ha conducido en la práctica a un modelo de debate poco productivo, donde cada uno se preocupa de exponer una idea para que sea aplaudida unos instantes. Ausencia de profundidad es la consecuencia de todo esto. Cada uno da una opinión que le sirve como válvula de escape.



Pero esta influencia de la Red no es algo formal sino también de contenido. Y es que en este sentido,  en mi humilde opinión, en esta crisis (y no me refiero solo al 11-M) la Red está sirviendo más como válvula de escape que como émbolo de las tensiones sociales. Es decir, Internet está sirviendo para que la población libere sus tensiones personales y no para que las concentre contra un objetivo determinado ¿Por qué digo esto? Pues porque  la propia naturaleza de la Web (su libertad de navegación) hace que la Red se convierta en un oasis en la crisis, en el que, mientras uno está navegando, disfruta y es libre, pues solo acude a las páginas que le gustan y moldea el mundo caprichosamente a su antojo. Es un parque de atracciones mediático en el que los usuarios se olvidan de problemas y frustraciones mientras que juegan o navegan, con lo que la Red sirve más como mecanismo de contención del sistema que un foco de rebelión.



Quedan más cosas por tratar sobre este movimiento, pero ya llegan las vacaciones y hay que concentrarse en otras cosas…



¡Un abrazo y hasta septiembre!



jueves, 13 de junio de 2013

El igualitarismo y la alergia organizativa El 15-M y la LOGSE (3)



 
Quizá sea conveniente que explique por qué estamos dedicando tanto espacio en el blog a un movimiento que ha obtenido tan escasos éxitos. Y creo que es interesante el análisis porque (como he puesto en alguno de los comentarios) el movimiento 15-M es la expresión de una forma de entender  la vida y la sociedad que va a pervivir durante muchos años.Esta crisis y las situaciones que está suscitando muy probablemente acompañarán a los integrantes de esta generación durante toda su vida. Por poner un paralelismo, basta con ir a una excursión del IMSERSO de nacidos en la década de los cuarenta para darse cuenta de que no han olvidado en casi ochenta años el hambre que pasaron de niños y asaltan los buffets como si fuera a estallar una guerra justo después de la comida. Pues salvando todas las distancias (esto, por duro que sea, no tiene nada que ver con aquello ni con Argentina, donde se han visto niños metiéndose en los cubos de basura para comer las sobras), los rasgos esenciales del movimiento creo que permanecerán. Nos encontramos quizá ante la primera generación de españoles que va a vivir peor que sus padres. Y esto tiene unas causas (una de ellas para mí es la LOGSE) y tendrá consecuencias duraderas en el estado de ánimo de millones de personas nacidas entre 1980 y 1990. Esa creo que es la perspectiva y eso es lo que justifica la profundización que hacemos en esta serie.



Hecho este inciso, nos centraremos hoy en otro de los rasgos esenciales del movimiento 15-M, que tiene relación tanto con la base social e ideológica que da a lugar al mismo como con las experiencias educativas de sus integrantes y es su alergia organizativa.



Desde medios de comunicación de la derecha, pasada la fase de papanatismo inicial que parece común en  muchos periodistas, se ha instalado la teoría de que es un movimiento articulado por el PSOE y se dio como muestra de ello que la página de Democracia Real Ya había sido creada por un militante socialista. Creo, sin embargo, que dos años desde el inicio del 15-M nos demuestran que efectivamente, el movimiento se desarrolla, se construye y se mueve desde las bases, en forma asamblearia y sin seguir un liderazgo claro. 
 



En dos años, no hemos visto en el 15-M ni un líder ni una organización definida y estable que se haya podido encargar de encauzar, articular y lanzar el movimiento a favor de un objetivo determinado.  ¿Recordamos alguna cara o algún nombre que podamos asociar con el 15-M? No, el 15-M no tiene líderes claros y, según sus propios integrantes, esto es positivo y demuestra la energía y fortaleza del movimiento.  Pero esto, como cualquier persona medianamente instruida o inteligente sabe o puede colegir, es una sandez. ¿Hubiera existido el cristianismo tal y como lo concebimos (dos mil años lo contemplan) sin la figura de Jesús de Nazaret y la labor de la Iglesia? Es imposible generar movimientos duraderos y sólidos sin líderes y organización. Basta con ver que los movimientos de masas más importantes del siglo XX (los totalitarismos fascistas y comunistas) tuvieron líderes claros y organizaciones muy sólidas. Lo mismo podemos decir de los colectivos que más han conseguido en la última etapa democrática española. Tanto los etarras, como el movimiento feminista o el movimiento homosexual tienen organizaciones estables y jerarquizadas con líderes nítidos.

Entonces ¿de dónde proviene esta alergia organizativa que es, sin lugar a dudas, una de las señas del movimiento? Pues en realidad, en sus propias ideas podemos verlo. El  15-M habla de generar estructuras horizontales y no verticales; es decir, se declaran insumisos a la existencia de jerarquías. No puede haber líderes y masas, sino que es la propia masa quien debe organizar todo y avanzar  a la vez como un solo hombre.



De forma teórica, esta ausencia de organización coincide con planteamientos anarquistas. Pero no debemos cegarnos por esto, pues la CNT o la FAI no solo fueron organizaciones muy sólidas sino que además tuvieron líderes absolutamente identificables. Desde filósofos como Bakunin o Kropotkin (referentes teóricos y morales) hasta líderes con autoridad absoluta sobre sus seguidores en la acción directa (un ejemplo paradigmático y no único sería Buenaventura Durruti). Así pues, no es del anarquismo práctico de donde surge esta alergia organizativa aunque teóricamente enlace con él.



En mi opinión, la alergia organizativa surge del igualitarismo y la ignorancia que la LOGSE ha inoculado entre los alumnos.  La LOGSE, con su alergia a los conocimientos, con su comprehensividad compulsiva, ha conducido a una crisis de la idea de excelencia que el zapaterismo en el poder elevó a la máxima potencia.  Donde se exalta la igualdad por encima de todo, lo superior no cabe. La caída de los niveles educativos ha determinado que nadie sea admirable o pueda entenderse como un ejemplo a seguir. Es decir, para esta generación de nuevos titulados, no existen referentes morales. No creen que pueda y deba haber personas que por su talento organizativo y profundidad de ideas sean las más indicadas para dirigir un movimiento. No. Todos somos iguales. Y ese “todos somos iguales” no se refiere a una igualdad de derechos; es decir, al derecho a expresarse, sino a la igualdad de las propias opiniones entre sí y a la propia igualdad de las personas entre si. Todas las opiniones, al ser expresión de personas iguales, son también iguales y tienen el mismo valor. Y de esa conciencia igualitarista surge la alergia organizativa. Nadie tiene derecho a liderar a nadie.

 

De hecho, las organizaciones de izquierda que se han acercado a ganar adeptos entre el 15-M o incluso a capitalizar el movimiento han sido recibidas en las asambleas y manifestaciones con cajas destempladas. No hay ninguna sigla partidista que tenga predicamento entre ellos.

Otra parte de la explicación proviene de la propia caída de los niveles educativos. No se conocen referentes morales porque no se conoce la historia. Como dijimos en otra entrada, si los buenos estudiantes acaban el Bachillerato sin saber quien es Luther King, Lenin o Bakunin... ¿Cómo van a buscar en sus propias filas un líder? Si no conocen como se organizaron las revoluciones o los movimientos que resultaron triunfantes en la historia... ¿cómo van a tomar conciencia de que deben organizarse ellos?

 

Abundando en esta idea, los alumnos de la LOGSE han aprendido en las últimas décadas (y siguen aprendiendo) que en la práctica educativa importa más la laboriosidad y el voluntarismo que la capacidad, los conocimientos y la inteligencia. No hace falta para aprobar e incluso para obtener buenas notas ser inteligente; basta con poner voluntad. Y puestas así las cosas, las personas no aprenden en la práctica y de forma definitiva que no todos somos iguales, sino lo contrario: todos valemos lo mismo y todas las opiniones deben pesar lo mismo.



Puestas así las cosas, será difícil que el movimiento alcance objetivo alguno. Pero esto en realidad no resulta importante, porque el movimiento parece ser, más que la forma de resolver problemas prácticos y concretos, una actitud, una forma de enfrentarse a la vida, un sello generacional que pervivirá durante toda una vida como el hambre de los años cuarenta. Serán la generación estafada para siempre. Y lo peor es que una gran parte de la estafa, el engaño fundamental, se les hizo a través del sistema educativo, al  darles un título que no valdría nada.

sábado, 8 de junio de 2013

El 15-M y los temas transversales (2). La resolución pacífica de conflictos.



 
En entradas anteriores sobre la LOGSE  hemos analizado la enorme influencia que tiene una ley educativa desde el punto de vista académico y laboral pues al tratarse en ella la forma de obtener los títulos, condiciona la vida futura laboral de un país (lo que quiere decir al final de sus habitantes). Pero en estas entradas sobre el 15-M no nos vamos a centrar en las influencias laborales de la LOGSE sino en las sociales.

Y lo primero en lo que hay que insistir, como ya hemos hecho en otras ocasiones, es que en una sociedad democrática, las leyes se promulgan y se mantienen porque la propia sociedad de alguna forma se deja gobernar por ellas, compartiendo o admitiendo sus presupuestos ideológicos. En este sentido, ya hemos indicado que la ideología dominante en España (incluso actualmente) arranca de la llegada de Felipe González y su grupo de nacionalistas españoles (así los denominaba la CIA en sus documentos internos) al poder en 1982, amparados tras las siglas del PSOE. Esa mayoría absoluta que se mantuvo durante ocho años transformó España y sembró una nueva ideología dominante de corte capitalista en lo económico y socialdemócrata en lo ético en la que los extremismos debían abandonarse. Ese nuevo PSOE que abandonó el marxismo en 1979 fue votado masivamente por la sociedad española en 1982, lo que acabó obligando a Alianza Popular a refundirse en el PP, en su denominado “viaje al centro”. Es decir, la Segunda restauración borbónica se consolidó al virar la sociedad en su conjunto hacia el centro del espectro político. Y no hay que olvidar que es en este contexto de supremacía ideológica absoluta se produce (tras dos mayorías absolutas del PSOE) la elaboración de la LOGSE. 
 


Y así los gobernantes, no por casualidad, entendieron que podían y debían inocular a los estudiantes su propio código moral, como si fuera el único democrático y posible. Dicho de otro modo, la dirección del PSOE creyó que podía y debía hacer propaganda a través de la legislación educativa de sus ideas socialdemócratas como si estas fueran dogmas de fe. Y así, el pacifismo (que no deja de ser una ideología), el feminismo, el ecologismo y otras tantas ideas más fueron lanzadas sobre la población escolar como si fueran verdades absolutas ante las que hubiera que postrarse. A tal grado se llegó en este bombardeo ideológico que incluso una gran parte de la población identifica hoy estas ideas con la propia esencia de la democracia y no considera de buen gusto o incluso aceptable declararse públicamente contrario al feminismo, al pacifismo o al ecologismo bajo riesgo de ser tachado de autoritario o anormal  Pues alíviense, yo no soy ninguna de las tres cosas y soy una persona normalísima. Pero lo más significativo de todo esto es que cuando una sociedad asume como si fuera neutro un código ideológico que es en realidad propio de un partido político es que el grado de dominio  ideológico de ese partido sobre la sociedad es total. ¿Quién se atreve a decir hoy que el pacifismo es una doctrina política errónea y hasta reaccionaria? Pues eso mismo decía Churchill justo antes de la Guerra Mundial mientras Alemania se rearmaba preparándose para una nueva guerra.  ¿Existiría nuestro mundo democrático (socialdemocracia incluida) si EEUU y Gran Bretaña hubieran seguido políticas pacifistas ante la expansión nazi? 

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Y como decíamos antes, esta inoculación sobre la población escolar, esta presión ideológica se hizo sobre todo desde los llamados temas transversales. Según el espíritu logsiano todavía en vigor, este conjunto de ideas debía ser planteado por el profesorado en toda ocasión propicia para “alentar el espíritu crítico” del alumnado ante la realidad. De todo esto surgió la obligación de celebrar en los centros de estudio los famosos días de la paz, de la mujer o de las distintas autonomías, etc. lo que dio lugar a un huracán de cursilería consistente en que los alumnos realizasen manifestaciones de lo más llamativas en el centro del patio (ataviados con disfraces, cantando canciones que se preparaban en las aulas, etc) sin más objetivo que divertirse en la propia manifestación o simplemente “concienciarse” desde ese ideario sobre determinados problemas. Es decir, sin pretender ninguna efectividad más allá del estado de ebullición ideológico y la satisfacción por el deber cumplido. 
 
Si analizamos el 15-M en relación con las manifestaciones escolares nos encontraremos con que el modus operandi fue bastante similar (siguiendo en esto la misma deriva lúdica iniciada en los años ochenta del siglo pasado, en las  manifestaciones anti-Otan). La manifestación del 15-M también era muy llamativa y muy centrada en los elementos superficiales y en el aspecto lúdico: una acampada primaveral con actuaciones y debates que duró justo hasta que apretaron los calores y los acampados quisieron irse de vacaciones. También el 15-M fue naif en sus eslóganes: “Nuestros sueños no caben en sus urnas”. “El miedo es la única frontera, traspasémosla”. “De la revolución del placer, al placer de la revolución”. “Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir”. “El 15M no es la solución, pero es parte de la solución”. Este tipo de eslóganes sacados de las fotos colgadas en la red nos hace una idea de lo que estamos hablando, de un cierto efectismo vacío. También, como en las celebraciones de los colegios, se procuró dar a todo un aire festivo y llamativo. Baste para ello recordar que los manifestantes  en sus asambles se aplaudían al estilo sordomudo cuando entre ellos era difícil encontrar a alguno pues si tal hubierra ocurrido, el sordomudo en cuestión no hubiera entendido las palabras de los que se pasaban el micrófono ya que sus discursos (lo esencial) no era traducido.  Sin embargo, sí se aplaudía al estilo sordomudo. Es decir, efectismo (que no efectividad) de cara a la galería de periodistas. De alguna manera, la propia acampada acabó convirtiéndose para muchos de ellos en un “happening” al que acudían gentes de toda España a fotografíar y fotografíarse para colgar sus propias fotos en el facebook demostrando su pedigree de indignados.

Pero entrando en las propuestas y bases ideológicas del movimiento, veamos algunas relaciones de la ideología del 15-M con los temas transversales. De todos ellos, hay uno básico , que es el de la educación para la paz y la resolución pacífica de conflictos, porque en él está la razón por la que, bajo mi punto de vista, el movimiento ha sido acogido favorablemente por los medios de masas.

Ya el otro día analizábamos como algunos sectores del 15-M, se habían auto-calificado como “revolución”, ignorantes de lo que esa palabra significa. Y hoy vamos a entrar en un tema que está totalmente relacionado con este, pues es el de la violencia, o por mejor decir, el empleo de la violencia con fines políticos. 
Como decíamos entonces, una revolución se produce cuando en una sociedad se plantea la existencia de un doble poder armado. Es decir, en la misma nación hay dos bloques numerosos enfrentados por razones políticas que están armados y que no dudan en hacer uso de la violencia si es necesario. ¿Esto quiere decir que la búsqueda violenta de objetivos políticos es en todos los casos un revolución? No. El terrorismo busca objetivos políticos, pero no es una revolución porque no plantea la existencia de un nuevo poder capaz de derrocar al establecido ni participan en él las masas. El objetivo del terrorismo es el terror. Y por el contrario, se puede producir una revolución sin gran derramamiento de sangre a condición de que el poder establecido abandone la escena sin enfrentarse al poder emergente. Sin embargo, en muchas ocasiones, una revolución conduce a una guerra civil, como atestigua la historia una y otra vez.

 

Así pues, y enlazando con nuestra primera entrada, es obvio que el movimiento 15-M no es una revolución. Pero no es que no se trate de una revolución, sino que podríamos decir que es un movimiento opuesto a la misma desde sus propias bases ideológicas. De hecho, en mi humilde opinión, un elemento distintivo del movimiento desde su inicio ha sido precisamente su ausencia de violencia. Resulta extraordinariamente significativo que con una situación social como la que arrastramos y en un movimiento supuestamente revolucionario,, la violencia (salvo el episodio de acoso a los parlamentarios catalanes) ha sido inexistente. En la ocupación de la Puerta del Sol y en las múltiples y constantes manifestaciones relacionadas con el movimiento no se han producido enfrentamientos con los cuerpos de seguridad, ni escenas de vandalismo callejero, ni actos de sabotaje, ni cortes de tráfico. El movimiento así se ha saldado con escasísimas detenciones. Con todo lo que se está viviendo en torno a las hipotecas, ni siquiera se han atacado violentamente sucursales bancarias. Nada que ver con el terrorismo callejero que se ha vivido durante muchos años en Vasconia y mucho menos con la Semana trágica de Barcelona, donde se incendiaron casi todos los templos de la ciudad. 
 
Incluso trazando un paralelismo menos extremo, durante la crisis de los años ochenta con su tremenda reconversión industrial que llevó al paro a miles de personas o en las huelgas estudiantiles de los años 86-87 fueron moneda corriente los duros enfrentamientos entre policías y trabajadores o estudiantes en Euskalduna, Bazán de Ferrol, Reinosa o en la calle de Alcalá ante el ministerio de Educación. Quienes hagan memoria recordarán que hubo incluso muertos (Reinosa) o heridas de bala (la estudiante Maria Luisa Prada).

 

Pero ahora los policías no han tenido ni siquiera que disparar al aire. Con esto me limito a constatar un hecho y es el carácter pacífico del movimiento. No es cierto, pues que sea un movimiento radicalizado, al menos hoy por hoy.  Hay muchas personas y analistas que se están preguntando cómo es posible que con la crisis que estamos arrastrando y sus profundas consecuencias, no se haya producido todavía ninguna explosión social. Una parte de la respuesta está, en mi opinión, en la labor de concienciación que la LOGSE ha desarrollado en las últimas dos dećadas. Vistas así las cosas, parece que los planes de la socialdemocracia de generer una mano de obra dócil y barata han dado excelentes resultados.

De hecho, tenemos más datos que abundan en esta idea. Observemos por un lado que el propio movimiento generó dentro de sus filas la llamada Comisión de Respeto, que se encargaba de neutralizar o reprimir desde dentro las actuaciones demasiado radicales. Se podía ser todo lo radical que se quisiese exponiendo ideas, pero no actuar de forma radical. Por otro lado, observemos que cuando en el movimiento se ha producido una escisión encaminada a la acción de sabotaje o violencia como fue el acordonamiento del Congreso de los diputados (Asalta el Congreso) , tanto Democracia Real como la Plataforma de la Hipoteca anunciaron a bombo y platillo (con todo el apoyo de la prensa) que ellos no comulgaban con aquellas ideas. Hay por tanto entre las bases una resistencia muy marcada a la utilización de la violencia.


 
Y obviamente, esto en mi opinión, tiene relación con lo que esta nueva generación ha vivido desde su infancia y muy especialmente, dentro del sistema educativo. Un niño nacido en los años sesenta estaba acostumbrado a ver una película de guerra dos o tres veces al mes, pues los sábados eran emitidas regularmente por TVE (la única cadena). En esas películas se demostraba la legitimidad del uso de la violencia sin necesidad de ser explicada. Los norteamericanos, llevados por sus ideales, tenían que imponer el bien por medios violentos aniquilando a los nazis o a los japoneses. No solo eso, sino que en el ideario político anterior a la irrupción del felipismo, el debate político estaba familiarizado con la legitimidad de la violencia política de izquierda a derecha, desde la  Falange al PCE. La consecuencia es que los conflictos sociales durante los años ochenta desembocaban frecuentemente en episodios violentos.
Sin embargo, nos encontramos con que el movimiento 15-M, según recoge la Wikipedia, se declara pacifista de forma abierta. De hecho, no solo plantean la reducción del gasto militar, sino (ojo al dato) el cierre inmediato de las fábricas de armas y un mayor control de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado (no sabemos cómo podrán existir estas fuerzas armadas sin fábricas de armas).

Llegados a este punto, nos encontramos por tanto con una ley (la LOGSE) y un ambiente social que proclama ideas de izquierda, pero que sin embargo se declara partidaria de la no violencia. Y esa es la herencia que recogen los indignados. Puestas así las cosas, si el sistema tuviera que elegir un movimiento de oposición, no cabe la menor duda de que elegiría este pues el 15-M está alejado del radicalismo y además pretende la pervivencia del sistema con ciertas reformas. Es además un movimiento favorable para la socialdemocracia porque cuando surjan de entre sus filas elementos radicales (que ya han surgido y seguirán surgiendo) se tendrán que enfrentar no solo a la ideología del capitalismo, sino a sus propios correligionarios indignados, que rechazarán sus ideas y métodos. Es decir, el movimiento 15-M sólo se radicalizará (y con enormes dificultades por sus presupuestos ideológicos de base) escindiéndose. Siguiendo esta misma línea de razonamiento, la mayoría de sus integrantes vivirán un constante malestar general que nunca obtendrá rédito alguno, pero que permanecerá latente durante mucho tiempo, como un mar de fondo sobre el que basculará una parte de la intención de voto de esta generación que, obviamente se acabará traduciendo en votos para las organizaciones de izquierda tradicionales. Luego entonces, de lo que se trata para la dirección del PSOE, es de desviar esos votos hacia sus urnas para que no sea IU quien capitalice ese descontento.
Estas son en mi opinión las razones de que la prensa (y la izquierda en general) haya mirado y siga mirando con benevolencia al 15-M, al que ven como un conjunto de buenos chicos al que hay que acercar a su redil. Con relación al pacifismo, lo único que queda por decir es que esta posición política contraria a la violencia no tiene por qué ser eterna. Si las capas dirigentes de la sociedad no son capaces de dar salida a las inquietudes de este amplio sector social, sí son posibles (aunque el recorrido como hemos visto será muy tortuoso) manifestaciones violentas como deriva del 15-M.