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jueves, 13 de junio de 2013

El igualitarismo y la alergia organizativa El 15-M y la LOGSE (3)



 
Quizá sea conveniente que explique por qué estamos dedicando tanto espacio en el blog a un movimiento que ha obtenido tan escasos éxitos. Y creo que es interesante el análisis porque (como he puesto en alguno de los comentarios) el movimiento 15-M es la expresión de una forma de entender  la vida y la sociedad que va a pervivir durante muchos años.Esta crisis y las situaciones que está suscitando muy probablemente acompañarán a los integrantes de esta generación durante toda su vida. Por poner un paralelismo, basta con ir a una excursión del IMSERSO de nacidos en la década de los cuarenta para darse cuenta de que no han olvidado en casi ochenta años el hambre que pasaron de niños y asaltan los buffets como si fuera a estallar una guerra justo después de la comida. Pues salvando todas las distancias (esto, por duro que sea, no tiene nada que ver con aquello ni con Argentina, donde se han visto niños metiéndose en los cubos de basura para comer las sobras), los rasgos esenciales del movimiento creo que permanecerán. Nos encontramos quizá ante la primera generación de españoles que va a vivir peor que sus padres. Y esto tiene unas causas (una de ellas para mí es la LOGSE) y tendrá consecuencias duraderas en el estado de ánimo de millones de personas nacidas entre 1980 y 1990. Esa creo que es la perspectiva y eso es lo que justifica la profundización que hacemos en esta serie.



Hecho este inciso, nos centraremos hoy en otro de los rasgos esenciales del movimiento 15-M, que tiene relación tanto con la base social e ideológica que da a lugar al mismo como con las experiencias educativas de sus integrantes y es su alergia organizativa.



Desde medios de comunicación de la derecha, pasada la fase de papanatismo inicial que parece común en  muchos periodistas, se ha instalado la teoría de que es un movimiento articulado por el PSOE y se dio como muestra de ello que la página de Democracia Real Ya había sido creada por un militante socialista. Creo, sin embargo, que dos años desde el inicio del 15-M nos demuestran que efectivamente, el movimiento se desarrolla, se construye y se mueve desde las bases, en forma asamblearia y sin seguir un liderazgo claro. 
 



En dos años, no hemos visto en el 15-M ni un líder ni una organización definida y estable que se haya podido encargar de encauzar, articular y lanzar el movimiento a favor de un objetivo determinado.  ¿Recordamos alguna cara o algún nombre que podamos asociar con el 15-M? No, el 15-M no tiene líderes claros y, según sus propios integrantes, esto es positivo y demuestra la energía y fortaleza del movimiento.  Pero esto, como cualquier persona medianamente instruida o inteligente sabe o puede colegir, es una sandez. ¿Hubiera existido el cristianismo tal y como lo concebimos (dos mil años lo contemplan) sin la figura de Jesús de Nazaret y la labor de la Iglesia? Es imposible generar movimientos duraderos y sólidos sin líderes y organización. Basta con ver que los movimientos de masas más importantes del siglo XX (los totalitarismos fascistas y comunistas) tuvieron líderes claros y organizaciones muy sólidas. Lo mismo podemos decir de los colectivos que más han conseguido en la última etapa democrática española. Tanto los etarras, como el movimiento feminista o el movimiento homosexual tienen organizaciones estables y jerarquizadas con líderes nítidos.

Entonces ¿de dónde proviene esta alergia organizativa que es, sin lugar a dudas, una de las señas del movimiento? Pues en realidad, en sus propias ideas podemos verlo. El  15-M habla de generar estructuras horizontales y no verticales; es decir, se declaran insumisos a la existencia de jerarquías. No puede haber líderes y masas, sino que es la propia masa quien debe organizar todo y avanzar  a la vez como un solo hombre.



De forma teórica, esta ausencia de organización coincide con planteamientos anarquistas. Pero no debemos cegarnos por esto, pues la CNT o la FAI no solo fueron organizaciones muy sólidas sino que además tuvieron líderes absolutamente identificables. Desde filósofos como Bakunin o Kropotkin (referentes teóricos y morales) hasta líderes con autoridad absoluta sobre sus seguidores en la acción directa (un ejemplo paradigmático y no único sería Buenaventura Durruti). Así pues, no es del anarquismo práctico de donde surge esta alergia organizativa aunque teóricamente enlace con él.



En mi opinión, la alergia organizativa surge del igualitarismo y la ignorancia que la LOGSE ha inoculado entre los alumnos.  La LOGSE, con su alergia a los conocimientos, con su comprehensividad compulsiva, ha conducido a una crisis de la idea de excelencia que el zapaterismo en el poder elevó a la máxima potencia.  Donde se exalta la igualdad por encima de todo, lo superior no cabe. La caída de los niveles educativos ha determinado que nadie sea admirable o pueda entenderse como un ejemplo a seguir. Es decir, para esta generación de nuevos titulados, no existen referentes morales. No creen que pueda y deba haber personas que por su talento organizativo y profundidad de ideas sean las más indicadas para dirigir un movimiento. No. Todos somos iguales. Y ese “todos somos iguales” no se refiere a una igualdad de derechos; es decir, al derecho a expresarse, sino a la igualdad de las propias opiniones entre sí y a la propia igualdad de las personas entre si. Todas las opiniones, al ser expresión de personas iguales, son también iguales y tienen el mismo valor. Y de esa conciencia igualitarista surge la alergia organizativa. Nadie tiene derecho a liderar a nadie.

 

De hecho, las organizaciones de izquierda que se han acercado a ganar adeptos entre el 15-M o incluso a capitalizar el movimiento han sido recibidas en las asambleas y manifestaciones con cajas destempladas. No hay ninguna sigla partidista que tenga predicamento entre ellos.

Otra parte de la explicación proviene de la propia caída de los niveles educativos. No se conocen referentes morales porque no se conoce la historia. Como dijimos en otra entrada, si los buenos estudiantes acaban el Bachillerato sin saber quien es Luther King, Lenin o Bakunin... ¿Cómo van a buscar en sus propias filas un líder? Si no conocen como se organizaron las revoluciones o los movimientos que resultaron triunfantes en la historia... ¿cómo van a tomar conciencia de que deben organizarse ellos?

 

Abundando en esta idea, los alumnos de la LOGSE han aprendido en las últimas décadas (y siguen aprendiendo) que en la práctica educativa importa más la laboriosidad y el voluntarismo que la capacidad, los conocimientos y la inteligencia. No hace falta para aprobar e incluso para obtener buenas notas ser inteligente; basta con poner voluntad. Y puestas así las cosas, las personas no aprenden en la práctica y de forma definitiva que no todos somos iguales, sino lo contrario: todos valemos lo mismo y todas las opiniones deben pesar lo mismo.



Puestas así las cosas, será difícil que el movimiento alcance objetivo alguno. Pero esto en realidad no resulta importante, porque el movimiento parece ser, más que la forma de resolver problemas prácticos y concretos, una actitud, una forma de enfrentarse a la vida, un sello generacional que pervivirá durante toda una vida como el hambre de los años cuarenta. Serán la generación estafada para siempre. Y lo peor es que una gran parte de la estafa, el engaño fundamental, se les hizo a través del sistema educativo, al  darles un título que no valdría nada.

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